Laguna Esmeralda nace entre los años 1990 y 1992, con el propósito de extraer material para construir un tramo de la Autopista del Sol. A los 2 metros de profundidad aparece la napa de aguas subterráneas que poco a poco fueron alimentando la excavación, dando como resultado 11 hectáreas de superficie, con una profundidad media de 15 metros de limpias aguas.
Roberto Sallaberry Ayerza, agrónomo que trabajaba y conocía la zona, vio en dicha excavación una oportunidad para crear un parque donde poder disfrutar de su amor por la naturaleza y los animales. Fue así como, con ayuda de su padre, Juan Sallaberry Iribarren, compró estas 24 hectáreas a las que, con mucho trabajo y esfuerzo familiar, logró dar vida y concretar un sueño.